Mi mirada no atraviesa
los cristales de tus ojos abiertos.
Desgarras fácilmente el velo de mis sueños
entre tus manos sucias
sucias
Manos rotas por el tiempo
que atraviesa las vidas
con su espada oxidada
ciega y torpe
que masacra los cuerpos
y anega cada instante
del líquido podrido de la indiferencia.
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